En un país como el nuestro, donde los entusiasmos suelen ser efímeros y deshacerse frente a los obstáculos, que una Institución cultural como la Sociedad Filarmónica de Lima cumpla cien años es un milagro. Pero, no, no lo es, sino una hazaña que resulta de la perseverancia, el idealismo y la generosidad de un puñado de hombres y mujeres que a lo largo de varias generaciones han sabido mantener vivo este oasis en el gran desierto de la cultura musical peruana. Todos los que amamos la buena música y hemos disfrutado a lo largo de tantos años de las veladas musicales organizadas por la Sociedad Filarmónica de Lima, debemos reconocer este admirable esfuerzo y apoyarlo en la medida de nuestras posibilidades.